EL ALMA PRESTADA
Roberto no
sabía que el alma que tenía puesta, se la había prestado, no se sabe quién,
cuando le tocó nacer, y todavía no le habían entregado la suya, porque al
parecer no la encontraban. Lo del préstamo, no
lo supo hasta el 20 de junio de 1987, cuando en la madrugada, como a la
una de la mañana, llegaron cuatro extraños a decirle que venían por ella. Lo
primero que se le ocurrió fue llamar a su hijo Fernando, y muy orondo anunció
que iba a poner abogado, porque después de 79 años ya tenía “derechos
adquiridos” que estaba dispuesto a
defender. Fue la única vez que quiso ser marrullero, porque terco siempre había
sido. Y peleó a gritos hasta la ocho de la mañana, con los extraños y con
Fernando: a ellos los llamaba ladrones y a su hijo le decía que no servía para
un carajo, que mejor iba a llamar a su primo Gerson, que él si se había
especializado en derecho mortuorio, como el extinto Jacinto. Sin embargo, en un
momento en que dejó de gritar para tomar nuevas energías, cayó en cuenta de que
realmente el alma que carga puesta siempre le había quedado grande. Entonces,
se la quitó de un solo golpe, la puso encima de la cama, y se quedó dormido para
siempre.
A decir
verdad, su alma era inmensa. Tan grande que casi no le cabía en el cuerpo, en
ese cuerpo magro y pequeño que también abandonó ese mismo 20 de junio, cuando
comprendió algo que yo me pregunto todos los días: ¿para qué carajo nos sirve
la vida, si cuando apenas estamos empezando a cogerle gusto, nos damos cuenta
de que se nos está acabando? Coincidencialmente, así le pasó también a su primo
Carlos. Ambos tenían un alma grandota y buena, con esa bondad que ya no se usa
porque está pasada de moda, y hace ver tonto a quien la lleva; el alma de los
dos era desprevenida, sencilla, amorosa y hasta ingenua. Tuvieron muchos
amores, porque amar era para ellos una necesidad vital. Amaron mucho a los
débiles, a la vida, y a la mujer, en quien veían la mejor maravilla de la
creación. Por ser como eran, la muerte los cogió desprevenidos y se sintieron
asaltados, porque nunca consideraron la posibilidad de dejar de
amar.
(Publicado en LA OPINION, hoy 4 de octubre de 2012)
Pienso:....Roberto era el padre de Fernando, cierto?...quien es o fué Carlos el primo y Gerson el abogado?(los apellidos)
ResponderEliminarHola, Héctor. Claro, Roberto era mi papá, primo de Carlos Ramírez Paris (CRP)a quien le decíamos "trompoloco y Gerson París es un abogado hermano de trompoloco. Por eso, los dos eran primos de mi papá.Ok?
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