A VOTAR EN OCTUBRE


Yo diría que la política es como ese ser sublime que se llama mujer: te mueres y no terminas de conocerla ni entenderla. Nadie comprende cómo políticos que parecían enemigos irreconciliables, ubicados en polos opuestos del pensamiento, con niveles de educación y de instrucción bien disímiles y, naturalmente  con lenguajes diferentes,  a las quinientas puedan resultar  aliados,  luchando por una misma causa política. Indagando sobre la razón de esas exóticas  amalgamas alguien me comentó: debes tener presente que en política, todo se resuelve con votos.  Sigo sin entender, pero no es esta la oportunidad para debatir si el fin justifica los medios, como entre líneas parece traducir esa frase.    Ejemplo de la proclividad de nuestra clase política tradicional, es la condena que recién se ha conocido contra un criminal de apellido Santofimio, quien en su época alcanzó los más altos cargos en el Estado,  y sus áulicos ya lo anunciaban como uno de los más opcionados  candidatos a la Presidencia de la República, por sus grandes dotes personales, su brillo intelectual y por su oratoria. A nadie se le ocurriría decir que ese es otro “caso aislado”, porque ya son demasiado frecuentes las noticias, no ya sobre robos, peculados, cohecho, y celebración indebida de contratos, sino de homicidios, masacres, alianzas con bandas de criminales y narcotraficantes, en los que aparecen comprometidos los congresistas, los ministros, gobernadores, los militares y policías, los  alcaldes, ex alcaldes etc., etc., etc.

Este estado de cosas, debe constituirse en un llamado urgente a la opinión pública, para que en una demostración de solidaridad con el movimiento que parece tomar fuerza en el País en contra de la corrupción y el crimen,  en las próximas elecciones acuda a ejercer masivamente, el derecho al voto,  para cerrar el paso a quienes representan más de lo mismo, en la certeza de que esa franja de ciudadanos que por cualquier razón no vota, constituye un caudal electoral más que suficiente para imponer un candidato que realmente le convenga a la ciudad, e impedir que los traficantes de la politiquería triunfen con sus candidatos de bolsillo, que por muy decentes que parezcan, no van a tener ni la independencia ni la entereza suficiente para apartarse de las costumbres torcidas de sus gamonales. Baste recordar que la franja de abstencionistas representa  entre un 40 y un 45% del censo electoral, que de unirse, constituiría una mayoría abrumadora.

Por fortuna, existe un candidato cívico que viene trabajando con tesón, y con seriedad por la alcaldía de Cúcuta, con un programa coherente y bien estructurado, formado en los principios, valores, y sentido de pertenencia y de  servicio a la comunidad que poseía su padre, CARLOS RAMIREZ PARIS, quien siempre se caracterizó por ser un abanderado infatigable de las causas sociales. Con la misma tenacidad de su padre,  con empeño y perseverancia, ahora con preparación y madurez, sin estridencias ni sospechosos padrinazgos, DONAMARIS ha venido conquistando a los electores con argumentos, con seriedad y con carisma, y ya las encuestas lo muestran como el más firme ganador. Para bien de la ciudad, esperemos que la comunidad no permita que las tulas de los varones electorales, cargadas de billetes de dudosa procedencia, y de conductas punibles, funcionen el día de las elecciones.

(Pubicado en el diario LA OPINION, hoy viernes 30 de septiembre de 2011)

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