¡ELIJAN BIEN, ELIJAN BIEN, ELIJAN BIEN!
Con esta expresión, el Presidente Santos advirtió a los habitantes de una zona asolada por la violencia y la corrupción administrativa, que no se pueden seguir equivocando al elegir a los administradores del municipio, es decir al alcalde y concejales, por cuanto para la vigencia fiscal de 2012, se prevén notables aumentos en los recursos que las entidades territoriales van a recibir por concepto de regalías. Esta advertencia vale para todo el territorio nacional, y para todos su habitantes, que, entre el espanto y la esperanza por el cambio, hemos presenciado cómo el cáncer de la corrupción oficial se había apoderado de la mayoría de las entidades públicas de la Presidencia para abajo, con muy pocas excepciones, aun cuando, para preservar la institucionalidad, todavía se escucha decir, con demasiado eufemismo, que se trata de casos aislados. La advertencia, además de sana, es oportuna y convida a la reflexión, porque de todos es conocido que existen politiqueros y politiqueras de profesión, cuyo único propósito es acceder a los cargos de elección popular para traficar con el poder y, de esta manera, inflar sus ingresos personales, sin preocuparse ni por el bienestar ni por el progreso de la comunidad. Y para ello, adoptan fingidas poses de pulcritud, rectitud y honestidad que, naturalmente, desentonan con sus precarios talantes morales, convirtiéndose en vacas muertas atravesadas en el azaroso camino de la administración municipal, estorbos que solo pueden ser removidos ante el anuncio de la consabida mordida o participación, que se manifiesta ante la pregunta de C.V.Y., es decir, “cómo voy yo”. De esa manera, es posible que del Concejo salgan aprobados acuerdos como el del Parque Bavaria, cuyos inocentes patrocinadores algunos todavía pelechan en el Concejo, solo que ahora, luego del descubrimiento del elefante, expiden acuerdos con inusual y premeditado refinamiento, revistiendo sus actos de una generalidad que en lugar de ponerlos a cubierto, a primera vista despiertan suspicacias por su peligrosa ambigüedad.
Esos son los mismos que en ejecución de sus perversos designios, se convierten en censores implacables de todos los actos de la administración municipal, y en su mente calenturienta, atizada por su moral de centavo, creen que todos los servidores públicos, y quienes con ellos de alguna manera se relacionan, actúan movidos por mezquinos propósitos, lo que los conduce a crear suspicacias en torno a todas aquellas actuaciones en las que no logran participar, sugiriendo negociados que solo ellos estarían dispuestos a ejecutar, por su natural proclividad.
Es pertinente aclarar que, como en todo grupo social, al lado de esos timadores disfrazados de Catones, existen personas que brillan con luz propia, por su excelente cultura, buena preparación y enorme valía, cuya elección ha sido un acierto porque representan valores positivos como la decencia, la rectitud, la preparación académica, y sus actuaciones solo buscan el servicio a la comunidad. Éstos son los candidatos que en un acto de cordura electoral, deberían estar destinados a recibir de nuevo el favor popular. Para el buen suceso de la recomendación presidencial, esperemos que ya el electorado haya aprendido a distinguir entre unos y otros, en aplicación de la famosa expresión: “Por sus actos los conoceréis.” Por lo mismo, haciendo eco de la recomendación Presidencial, queremos repetir: elijan bien, elijan bien!
(Publicado en el Diario LA OPINION. Miércoles 3 de agosto de 2011)
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