TRAS LA HECATOMBE...?


Indigna y aberrante la actitud del Jefe del Estado ante la condena proferida por una jueza de la República que, de acuerdo con las pruebas recaudadas dentro de la investigación, decidió condenar a quien estima culpable de la tortura y asesinato de 11 personas que salieron vivas del Palacio de Justicia, cuando fue asaltado por el M 19, en 1985. Nada ni nadie puede justificar esa actitud, por provenir, justamente, de quien desempeña el más alto cargo en el Estado Colombiano, y por lo mismo, el más obligado a defender, respetar, y honrar las instituciones y los poderes públicos, componentes esenciales de Estado y de la democracia en virtud de la cual se hizo presidente de los colombianos.

Grave olvido el del señor Uribe, quien no fue elegido presidente de un grupo de amigotes, ni de los militares, ni de los traficantes del poder, de la vida o de la salud, ni de los banqueros, ni de los torturadores y asesinos, sino de todos los colombianos. Da vergüenza cómo, de manera torcida y malintencionada, el señor Uribe presenta la condena al Coronel Plazas Vega como una condena contra el ejército colombiano, cuando es claro que la sentencia lo único que reprocha y condena es la conducta de un oficial del ejército que, según arroja la investigación, actuó al margen de la ley, violando todas las normas que imponen a los servidores públicos la obligación de acatar, respetar y hacer respetar la Constitución y la ley y, de manera especial, a ejercer sus funciones dentro de lo límites en ellas establecidos. Pero más grave aún resulta ser, que la crítica que formula el Presidente en contra de la sentencia de condena carece de fundamento serio y objetivo, ya que ni siquiera conoce el proceso, ni las pruebas, ni los argumentos en que se apoya la decisión, los que sólo pueden combatirse mediante la utilización de los recursos previstos en la ley.

Señor Presidente: la democracia se defiende respetando y honrando las instituciones. Actuaciones como la suya, por demás falsa y demagógica, a lo único que pueden conducir es a una hecatombe institucional. ¿Acaso es eso lo que usted persigue desde el comienzo de su mandato? A propósito de este interrogante, rememoro ahora el espionaje montado desde la Presidencia, con el probado propósito de desacreditar a los Magistrados de la Corte S. de Justicia.

Comentarios

  1. Acertado el cmentario sobre la actitud grotesca, altanera y parcializda de la figura presidencial. Nos quejamos de la soberbia del presidente vecino y no queremos darnos cuenta que el nuestro es peor ya que además de tener un pasado funesto, quienes lo apoyan sufren del mismo mal, sus sguidores están investigados, acaba de regalar otra Notaría a la hermana del investigado Pomárico. Prebendas politiqueras. DEBEMOS VOTAR Y MULTIPLICAR LA VOTACION POR MOCKUS a fin de buscar mayor honestidad.

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  2. Dentro de la concepción que, en blanco y negro tiene Uribe del País, todos los amigos de la seguridad democrática son buenos. y son malos quienes no comparten su política y estilo de gobierno, fundados en la corrupción y el clientelismo.

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  3. El Presidente es abogado. No entiendo como con esas intervenciones ruines, se ofrece cuando termine su mandato a ser abogado de los militares. Dios los libre.

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