NUESTRO ANTI-URIBISMO
Estamos seguros de que algunos de nuestros amigos se han formado una idea equivocada de nuestra radical oposición al gobierno de Uribe Vélez, pues, según hemos detectado, creen que por contraposición, somos simpatizantes de las ideas, del gobierno, y del estilo de Hugo Chávez. Nada más equivocado, pues lejos estamos de parcializarnos irreflexivamente a favor de cualquier doctrina política, como lo hacen los fanáticos que actúan movidos por sentimientos y no por la razón. Debemos dejar claro que nos oponemos a cualquier forma de dictadura, sea de izquierda o de derecha. No creemos en la lucha armada, como medio de redención social, y tampoco somos partidarios de la denominada “dictadura del proletariado”, porque la historia ha demostrado que siempre termina convertida en la “dictadura de los dirigentes del proletariado”, quienes son los que disfrutan de las comodidades de la burguesía que dicen combatir, mientras el pueblo permanece en la miseria, mendigando la comida, coartado en sus derechos fundamentales, sumergido en el atraso, y sometido por un régimen de fuerza y de terror, pues a falta de respaldo y aceptación general, los dictadores tienen que recurrir a la fuerza de las armas para mantenerse en el poder.
Pero además, no simpatizamos con Chavez y su régimen, porque se nos antoja lo más parecido que puede existir a Alvaro Uribe Vélez, EL UNICO, con la diferencia de que Uribe es conscientemente inescrupuloso y ultra-godo, y Chávez es inconscientemente ciego político y desquiciado mental. Pero, de ahí en adelante, los dos son iguales de soberbios, mesiánicos, hábiles farsantes, e ilusos. Esta última expresión debemos explicarla diciendo que tanto Uribe como Chávez creen que son capaces de cumplir sus particulares obsesiones: Uribe, la de acabar con todo vestigio de pensamiento de izquierda en Colombia; Chávez la de acabar con el capitalismo en América del Sur. Siguiendo con lo que hace parecidos a Uribe y a Chávez, los dos practican lo que para ellos es un principio inspirado en su fanatismo: el fin justifica los medios. En gracia de esta tesis, a los dos les importa un rábano patear la Constitución Política de su país, con tal de perpetuarse en el poder, posando de redentores de sus respectivos pueblos; para ello, los dos se dedicaron conseguir adeptos a sus causas mediante la compra de conciencias en los otras ramas del poder público (legislativa y judicial), lo que les asegura delinquir a su antojo sin que nada pase.
Finalmente, y en aras de la brevedad, ninguno de los dos se ha descuidado en aumentar su fortuna, ni han tenido escrúpulos en aliarse con los peores delincuentes para realizar su sueño de instaurar y consolidar sendos regímenes tiránicos, sujetos a su arbitraria voluntad.
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